Alas para volar

Palabras para leer, susurrarlas por teléfono o gritarlas al viento... Versos para anotar en la servilleta de un café o repetirlos por la calle hasta aprenderlos de memoria. Frases para dedicárselas a alguien en la primera página de un libro. Silencios llenos de palabras, versos o frases que dicen todo sin decir nada. Mis alas son las palabras, los versos, las frases y los silencios. ¿Cuáles son las tuyas?

jueves, 10 de abril de 2014

Defensa de la alegría



Defender la alegría como una trinchera, 
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas. 

Defender la alegría como un principio, 
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones 
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos. 

Defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórico y los paros cardiacos
de las endemias y las academias. 

Defender la alegría como un destino, 
defenderla del fuego y de los bomberos,
de los suicidas y los homicidas, 
de las vacaciones y del agobio, 
de la obligación de estar alegres. 

Defender la alegría como una certeza, 
defenderla del óxido y la roña, 
de la famosa pátina del tiempo, 
del relente y del oportunismo, 
de los proxenetas de la risa. 

Defender la alegría como un derecho, 
defenderla de dios y del invierno,
de las mayúsculas y de la muerte,
de los apellidos y las lástimas, 
del azar, 
y también de la alegría. 
Mario Benedetti



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