Alas para volar

Palabras para leer, susurrarlas por teléfono o gritarlas al viento... Versos para anotar en la servilleta de un café o repetirlos por la calle hasta aprenderlos de memoria. Frases para dedicárselas a alguien en la primera página de un libro. Silencios llenos de palabras, versos o frases que dicen todo sin decir nada. Mis alas son las palabras, los versos, las frases y los silencios. ¿Cuáles son las tuyas?

viernes, 30 de agosto de 2013

El niño que ya no soy


Logré el uso de razón,
perdí el uso del misterio.
Desde entonces, la evidencia, 
siempre rara, me da miedo. 

Me da miedo cuando ladra
en la perrera mi perro.
Quizá me esté saludando. 
Mas no lo entiendo. No entiendo. 

El niño que fui recuerda. 
Me trabaja como un hueco. 
El niño que fui me llama
a gritos con su silencio. 

Me he mirado en mis retratos, 
de marinera, riendo
con rizos rubios y un aire
impertinente y despierto. 

¿Quién eras tú? ¿Qué sabías?
Ahora solo siento sueño. 
Me aturde tu desafío
y tu risa me da miedo. 

Ya no puedo, sin romperlos,
atravesar los espejos. 
Mi sistema no funciona
como solía. Lo siento. 

Si funcionará, quizá 
no escribiría estos versos. 
Lloraría de otro modo. 
Lo diría todo en perro. 

Pero me creo que soy
algo más que un niño muerto,
y como estoy medio calvo
me hago bucles con mis versos. 


Gabriel Celaya


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