"In terra pedes, oculi in caelo"

Las gotas de lluvia resbalaban sobre su rostro. Impasible, aguantaba estoicamente la tormenta en lo alto de la colina mientras se repetía el lema grabado a fuego en la firme roca "In terra pedes, oculi in caelo". ¿Aquello era la solución tan buscada a todos sus interrogantes? ¿Esa debía ser la bandera que enarbolaría durante la existencia?. "In terra pedes, oculi in caelo". No, no podía ser. Tras las nubes, se vislumbraba la tenue claridad de la luna llena que presidía junto a las estrellas la noche. No, no podía ser. "In terra pedes, oculi in caelo". Con un silencioso gemido, cayo sobre la tierra húmeda mientras repetía con terca obstinación "In terra pedes, oculi in caelo". El descenso pesaba sobre su alma deshaciendo uno a uno los cometas de sus ojos, dejando tras de si los despojos de su existencia.